El espectador entra, toma asiento, suspira y
espera ver algo que valga la pena.
Se abre el telón.
Una mujer llora, tiene una foto entre sus manos,
el retrato de una mujer en blanco y negro.
Se cierra el telón, para abrirse nuevamente después
de unos cuantos segundos.
Un fotógrafo con una cámara de ultima tecnología
toma fotos al público desde varios ángulos, sin embargo, nunca queda conforme
con la foto, además, en este caso la audiencia no es más un solo individuo.
Se cierra el telón nuevamente, y se vuelve a
abrir al poco tiempo.
Una mujer de increíble belleza baila sola, sin música,
gira sobre sí misma e imagina un acompañante que no está, de repente cae, pero
aun en el suelo levanta sus brazos y empieza a moverlos de acuerdo a la música que
está solo en su cabeza.
El telón se cierra y se abre en un corto
intervalo de tiempo.
Un hombre frente a un computador escribe algo
deprisa, se le notan sus ojos cansados, al parecer no se ha bañado en días, su
aspecto físico esta descuidado, se rasca su barba un par de veces, al lado del
computador hay un revolver. Termina de escribir, levanta la mirada ve al
espectador fijamente y empuña el arma.
Se cierra el telón.
El espectador se levanta se dispone a irse, pero
se da cuenta de lo que sucede, decide atrancar las puertas del teatro y volver
a sentarse esta vez más cerca de la tarima.
Ya empezaron las burlas y los aplausos.