sábado, 24 de noviembre de 2012

Mascotas


Tú queriendo devorar el mundo, recorrerlo como el viento, extenderte hasta sus límites.
 
Yo intentando cortar raíces, morir por inanición, y que nadie note nada.

Tú perdiéndote cada tanto para después regresar con la marea.

Yo dándome cuenta de todo antes de que suceda.

Tú diciendo cosas que ni recuerdas al poco tiempo.

Yo recordándotelo todo sin el deseo de días pasados.

Tú creyéndote cobarde, sin darte cuenta de tu capacidad de lucha.

Yo ya me canse de ser mercenario de batallas perdidas.

Tú no ves la magnitud de tus acontecimientos y lo magnánimo de tu futuro.

Yo ya dinamite los puentes para salir de aquí.


Supongo que nunca se puede estar mejor si nunca has intentado nada, no puedes huir.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Puede que sea mi reputacion


Ser profesor es una porquería. Así de simple, sin más ni menos, ser profesor de un colegio es una profesión miserable. Estoy realizando mis prácticas académicas en un colegio al sur de Montería y me doy cuenta de que los profesores son personas desencantadas de la vida, que no quisieran volver a poner un pie en la institución, que sus estudiantes son un montón de indisciplinados que tienen como héroe a seguir a todos los mafiosos de la pantalla chica, que hay que hacerles los exámenes prácticamente, que es culpa de uno si pierden los exámenes, que los profesores lo único que anhelan es su juventud para volver a tener sexo por lo menos una vez al día, esto conlleva a que se gasten bromas respecto a la sexualidad de cada uno, para que se esfuerzan los ambientalistas en dejar un planeta a las generaciones futuras, si al parecer no hay generaciones futuras dignas de dejarles un planeta. Admitámoslo no estamos formando buenas personas, pero resulta que no soy el único hijo de puta que dice esto en un blog casi a media noche, entonces que carajos estoy haciendo quejándome de algo que ya todo mundo sabe y que hasta yo sabía pero solo hasta que lo veo es que entiendo la magnitud del desacierto.

Todo se torna en tonos rojos, las cervezas ya no saben igual y los cigarrillos producen asco, las conversaciones son algo rescatable, la rabia que se sentía muy poco en los dientes es el único sabor que se torna soportable y llevadero en estos momentos. Cepillarse nueve veces al dia.

Alguna vez se han visto "La Delgada Línea Roja".

Todos mienten diciendo la verdad.

martes, 13 de noviembre de 2012

Manzanas

Siempre he sabido como las cosas terminan, no necesito de ningunos estudios de sociologia o psicologia o nada por el estilo, basta una simple conversacion, un cafe de por medio y listo, las estadisticas nuncan fallan en estos casos.

Pense que seria mas entretenido, pero suspongo que le dimos la justa medida a las cosas, nunca se exagero nada.

Las piezas encajan perfectamente, faltaba tiempo para su correcta ubicacion.


domingo, 4 de noviembre de 2012

Accidentes


El día que Alejandro  Márquez decidió suicidarse, decidió también que todos sus escritos debían ser quemados, siempre había tenido la idea de que sus escritos eran demasiado excéntricos para ser leídos por alguien más que no fuera él, su trabajo como cajero bancario nunca le había gustado, solo  lo tenía porque pensaba que si le generaba ingresos era un trabajo valido, por desgracia ya todo le causaba aburrimiento, así que esa mañana decidió no ir al trabajo, ni contestar las llamadas que su jefe le estaba haciendo cada cinco minutos al celular, determino además, que lo que siempre había querido ser era escritor, pero que a esta edad y con esta soledad, eso solo era una ilusión un poco estúpida.

Alejandro era un hombre que a lo largo de toda su vida, había tenido todo lo que quería, no había crecido en una familia rica, pero tampoco paso necesidades, su infancia había sido relativamente normal, el único problema era siempre la falta de amigos, situación que preocupaba a su madre, pero que le gustaba a su padre, este siempre decía que en la vida se debía estar solo para no tener problemas, ya que pensaba que los problemas venían de los demás no de uno mismo y que la única situación en que necesitaras a alguien era para establecer familia, era un milagro que un sujeto así hubiera encontrado esposa, tal vez se debía a que la madre de Alejandro nunca había tenido una relación y al ser el padre de Alejandro el único pretendiente formal decidió tomarlo antes de permitir que tal vez la única oportunidad de su vida se perdiera

Alejandro había meditado la idea del suicidio por un largo tiempo, no le agradaba la idea del ahorcamiento, o la de tirarse a un auto, tampoco abrirse las venas, los somníferos estarían bien, el único inconveniente seria el cuerpo, no quería podrirse solo en su apartamento y después despedir un olor que molestara a sus vecinos, determino que sería mejor tirarse de la azotea, sin embargo, y si le caía a alguien encima y aparte de su muerte mataba a alguien más, es complicado suicidarse, pensó Alejandro.

Tal vez si le pedía consejo a su único conocido, Andrés, un escritor y periodista que había conocido en una cafetería en el centro de la ciudad, sucedió hace dos años, una tarde que Alejandro entro al local pidiendo el café mas cargado que vendieran en el lugar, fue entonces que otro hombre pidió lo mismo, con exactamente las mismas palabras al mismo tiempo, la situación resulto curiosa, haciendo que ambos individuos se miraran a la cara y se sorprendieran el uno al otro con unas ojeras terribles y unas caras de cansancio abrumador, Andrés, esbozo una sonrisa, manifestó que al parecer él no era el único que trabajaba hasta tarde leyendo y releyendo obras clásicas para una nueva novela que tenía en mente, Alejandro le dijo que si era en eso que trabajaba hasta tarde, entonces si era el único, porque lo que él hacía era revisar una contabilidad de uno de los mejores clientes del banco en el que laboraba, esto le resulto a Andrés bastante curioso, ya que en esta nueva novela en la que estaba trabajando necesitaba un personaje que tuviera conocimientos de economía y otros tecnicismos bancarios, por lo que le pidió a Alejandro si le podía dedicar diez minutos de su tiempo, esto le resulto bastante peculiar, pero acepto de todas maneras.

Desde entonces todos los Jueves a las cinco y media de la tarde se encontraban en el mismo lugar para tomar café y charlar un poco de todo, a Andrés le agradaba la situación, ya que siempre llevaba un tema sobre el que hablar y un punto de vista respecto al tema, pero, por lo general, Alejandro opinaba diferente y exponía el porque pensaba de esa forma, esta situación, decía Andrés, servía para la creación de personajes literarios en sus libros, o por lo menos para los pensamientos de algún personaje, a Alejandro le daba igual por lo menos tenia alguien con quien hablar, aunque sabía que todo era utilitarismo, pero a fin de cuentas estaba bien, todos los humanos lo hacen, pensaba.

Lo que le iba a pedir a Alejandro era que le dijera algo sobre el suicidio de varios personajes de la literatura, usaría de excusa que había visto algo respecto al tema en la televisión, de esa manera no sería sospechoso, de esa manera podría determinar cuál forma seria mejor para terminar con su existencia, ese día era Miércoles así que mañana se encontraría con Andrés y charlaría con el por última vez.